¿Debería darle huesos a mi perro?

¿Quién no le ha dado alguna vez un hueso a su perro? Este es uno de los fenómenos más comunes, no sabemos por qué pero por unas cosas o por otras creemos que darle los huesos a nuestros perros es algo positivo. Durante años, hemos alimentado a nuestros cachorros con huesos o bien crudos o cocinados, y nos hemos deleitado viéndolos disfrutar cada pedacito de él. Sin embargo, los expertos han advertido que no todos los huesos son buenos para que se los demos a nuestros perros. Así pues, ¿qué huesos podemos darles?

Huesos comestibles

Huesos en crudo. Casi todos los huesos crudos son seguros para los perros. Lo creas o no, los huesos de pollo crudo, pavo o de cordero se les pueden ofrecer sin cocinar. Ya que además de ser sabrosos para nuestro perro,  estos huesos crudos les ayudan a mantener una buena salud dental. Asimismo se le puede ofrecer el esqueleto de un pez, cabeza incluida. Puesto que estos tipos de huesos se han clasificado como huesos blandos; resultandole a nuestro perro fácil y seguro el morderlo.

Huesos para la diversión. Otro tipo de hueso que se le puede dar a tu perro es de tipo recreativo. Cuando hablamos de hueso recreativo, generalmente, nos referimos a un hueso articular grande que se ofrece no como una comida, sino para proporcionarle al perro largas horas de masticado y diversión. Algunos de estos huesos más comunes son los huesos de los nudillos y los huesos de la pierna (usualmente de ternera). Es necesario, sin embargo, que se retiren los trozos pequeños que el perro produzca al morder el hueso, dado que de no ser así podría asfixiarse. Cuando se cocinan, estos huesos se recomiendan para los perros.

Huesos que evitar

Pescado y huesos de aves de corral cocinados. Cualquier hueso que se rompa en trozos afilados es peligroso para tu perro. Este tipo de hueso cocido generalmente presenta no sólo un peligro de asfixia para los perros, sino también un riesgo de que se le claven esos huesos. Nunca le des huesos de pescado, pollo o ternera cocinados, ya que pueden romperse fácilmente, dañando sus encías, dientes y garganta; causando dolor e incluso lesiones potenciales. Si tu perro se traga los trozos de estos huesos cocidos, también corre el riesgo de lesión interna.

Por lo tanto, como una regla general  – sólo dale a tu perro huesos crudos o huesos vendidos específicamente para perros. Siempre asegúrate de darle a tu perro huesos que sean apropiados para su tamaño para así evitar cualquier tipo de asfixia. Y siempre vigilalo mientras se lo esté comiendo para evitar cualquier peligro potencial.  Como siempre, en estos temas depende mucho del perro. A nuestro perro, personalmente, no le sentaba nada bien tomar huesos, no obstante si hemos conocido muchos perros a los que sí, en esencia todo acaba siendo conocer a los animales con los que convivimos.

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